sábado, 19 de marzo de 2011

Orlan

Orlan es una artista francesa que empezó con la pintura.
Ha experimentado desde 1990 siete operaciones de cirugía estética para alcanzar La obra maestra absoluta: la reencarnación de santa Orlan. Cada operación es una performance que pone en escena toda una parafernalia mediática: a través de internet puede seguirse el desarrollo de cada operación; también pueden adquirirse vídeos de todas sus operaciones, pero lo que más llama la atención es cómo Orlan vende restos orgánicos de su piel y grasa a modo de reliquias (de ahí lo de su autodenominación de santa Orlan) Su objetivo no es otro que el de parecerse a un retrato robot electrónico compuesto de un collage de los rasgos de las mujeres retratadas por los mejores pintores del Renacimiento: desde la frente de la Gioconda hasta la barbilla de la Venus de Botticelli.
Ataca los cánones impuestos por la sociedad al utilizar la cirugía estética para autodiseñarse. Repite hasta la saciedad mediática eslóganes como “He donado mi cuerpo al Arte” o “el cuerpo no es más que un disfraz”. Proclamadora de la obsolencencia del cuerpo, Orlan está contra lo natural, lo congénito y la actitud de conformarse con el cuerpo dado.
La crítica a su peculiar “filosofía” o “estética” posthumanista puede contentarse únicamente con las más simples contradicciones que presenta su discurso. Su feminismo contradice su posthumanismo y viceversa, en la medida en que ataca lo natural por un lado y después defiende un canon de belleza totalmente antinatural creado por ella mismo, basándose en el Renacimiento. Es paradójico que se esté contra un canon impuesto y se pretenda imponer otro, aunque sea un canon renacentista. Orlan esconde, según Dery, un sueño narcisista: “convertirse en la primera celebridad posthumana en los círculo artísticos.” 


Carmen Martínez De Castro

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